Three.

El tiempo es uno de los conceptos más importantes de la actualidad. Es el que domina nuestra vida con un contador que nunca se detiene. Es el que marca nuestra rutina desde que amanece, con esa alarma que espabila, hasta que bajamos la persiana. Es un tiempo programado, omnipresente, en el que el reloj es el rey. Hace siglos, antes de que ese aparato llegara a nuestras vidas, el tiempo lo marcaba la naturaleza. La luz era la reina y la que dictaba todas las costumbres. Eso ya es historia. Ahora llevamos un reloj en el bolsillo, en una pantalla, a todas horas. El reloj es el controlador del tiempo.
Hay un libro imprescindible para comprender esto. Se titula ‘Tener tiempo’, de Pascal Chabot. El filósofo belga hace un recorrido repleto de contexto y reflexión por la evolución de este concepto. Hoy repetimos a diario la frase “no tengo tiempo” como la cantinela sin fin. Pero tener, tener, tenemos el mismo tiempo cada día. 24 horas. El problema es que nos falta tiempo. Observemos el tema desde otra perspectiva, la de la calidad. Así lo define Chabot. “El tiempo nunca ha estado tan presente en cantidad, pero también su calidad nunca ha sido tan problemática”. ¿Quién controla su tiempo?
Explica Chabot que hay una virtud que acepta el tiempo y se ajusta a él: la paciencia. Es una facultad notable en un momento en el que todo parece urgente. Rápido, rápido, rápido. Un audio de WhatsApp a x2. La mentira de la multitarea. Las notificaciones como símbolo de interferencia. En este mundo que viaja en cohete es raro tomarse un tiempo. Parar puede ser entendido como perder el tiempo, pero tiene un significado distinto: vivir mejor. Porque el tiempo es, en definitiva, lo único que tenemos, pero no sabemos cuál es el tamaño del reloj de arena que agota, grano a grano, nuestra vida.
El deporte no es ajeno al control del tiempo. En el fútbol existe un cronómetro que avanza sin freno hasta los 90 minutos. Siempre tiene una fecha de caducidad. En otros deportes, como el baloncesto o el fútbol sala, el cronómetro que retrocede controla cada segundo. Para o continúa según lo que ocurra con el balón. Mientras, el contador de vueltas manda en la Fórmula 1, los sets gobiernan el mundo del tenis y los frames deciden quién gana en el snooker. Es lógico. Cada deporte tiene sus reglas. El snooker también tiene las suyas, pero es imposible planificar cuánto puede durar un partido.
22 bolas aparecen siempre sobre el paño: son 15 bolas rojas y seis bolas de color, junto a la bola blanca. El objetivo es claro: meter y combinar bolas, sumar más puntos y ganar un juego. Ronnie O’Sullivan lo hizo en poco más de cinco minutos, con un break de 147 puntos. Por algo es un cohete. Pero el snooker también tiene una parte más artesanal, una parte táctica con otro objetivo: que tu rival no entre en la mesa, porque sólo hay dos situaciones posibles. O estas con el taco en la mano sobre la mesa o en una silla observando qué hace tu rival. O juegas o miras. Aquí no existe término medio.
Tampoco existe un cronómetro que obligue a los jugadores a tomar una decisión en, pongamos, medio minuto como máximo. O un minuto. No. El jugador tiene la libertad para mirar ángulos, mirar líneas, planificar cuáles serán sus siguientes tiros o pasear alrededor de la mesa. Tiene ese privilegio y lo aprovecha, porque un mal tiro puede ser su último en el partido o en ese juego. Por eso, entre otras razones, Mark Allen pasó más de tres minutos pensando cómo salir de una situación complicada en su semifinal del Campeonato del Mundo de 2023 ante Mark Selby. Y la solucionó de maravilla.
Toda esa libertad que ofrece el snooker se rompe en el Shoot Out, un torneo diferente gobernado por el reloj. Aquí sí existe un cronómetro que presiona a los jugadores y les obliga a tomar decisiones. Tienen quince o diez segundos para pensar y decidir, como una modalidad que rompe con las reglas básicas del snooker y cambia la paciencia por la prisa. Y ya sabemos cómo son las prisas. Pero la del reloj no es la única diferencia y hay otras que crean un escenario único. Por eso el Shoot Out no es del todo el snooker.
El Diccionario: Shoot Out
Una sección semanal para aquellos aficionados no tan iniciados en el mundo del snooker.
Un partido a un sólo frame (juego) en el que el reloj decide cada movimiento. Eso es en esencia el Shoot Out, donde cada segundo cuenta. Cada partido tiene una duración máxima de diez minutos. Durante los primeros cinco minutos, los jugadores disponen de quince segundos para realizar un tiro, y en los últimos cinco minutos sólo tienen diez segundos. Esto incrementa la presión, que vive su máxima expresión en el caso de empate: sólo con la bola azul sobre la mesa, los jugadores tienen que introducirla de forma limpia en la tronera. Aquí no valen los rebotes. El jugador que falle se va a casa.
Todos los jugadores compiten en la misma mesa, una mesa televisada, un escenario inédito para muchos de ellos. La presión del cronómetro obliga a tomar decisiones de forma inmediata, un detalle que dificulta el trabajo de los operadores de cámara, los realizadores o los comentaristas. No hay, ni siquiera, sillas, y cualquier falta ofrece a los jugadores bola en mano para colocar la bola blanca en cualquier punto de la mesa. Esta es una ventaja notable, pero que requiere al mismo tiempo de inteligencia junto a una dosis de anticipación para sacar el máximo partido a la falta hecha por tu rival.
Toda la imprevisibilidad de este torneo es coronada por un ambiente único. El silencio es uno de los protagonistas en cualquier partido de snooker, pero eso desaparece por completo en el Shoot Out. Hay libertad para gritar, bailar, cantar y disfrutar, un detalle que hace más difícil mantener la concentración. Es una discoteca en la que la juerga está asegurada, porque está más cerca del ambiente de un partido de dardos que de un partido de snooker. Por eso el Shoot Out no parece un torneo de snooker. No lo es.
Pero entre el jolgorio, la ausencia de numerosos jugadores importantes, la presión del reloj o la igualdad de condiciones emergen historias que sólo puede contar el Shoot Out. Por eso traigo a escena cinco historias propias de la imprevisibilidad que deja en nuestro pensadero un torneo que sólo aparece en nuestras pantallas una vez al año.
La historia de Tom Ford
El miércoles pensó en no participar en el torneo y el sábado sonrió junto al trofeo. Tom Ford acudió el miércoles al funeral de Brian Todd, su amigo y patrocinador, que le había acompañado a un montón de torneos en los últimos ocho años. Su muerte afectó al de Leicester, pero una conversación con su mujer le llevó a probar suerte, ya que todo puede pasar en el Shoot Out. Así fue. Por eso Tom lloraba junto al trofeo, que es además su primer torneo de ranking como jugador profesional y que le permite cambiar por completo la imagen de una temporada que estaba siendo desastrosa.
Ford empezó la temporada ubicado en la élite del circuito profesional, pero sólo había conseguido dos victorias hasta su título en el Shoot Out. No pudo disputar la fase final del Campeonato del Reino Unido ni participará en el Masters, por lo que esta victoria da la vuelta por completo a su temporada. Algo parecido le ocurrió a Mark Allen hace un año, cuando ganó el Shoot Out y meses después ganó el Players Championship, por lo que Ford puede coger impulso y recuperar su sitio en la élite.
La historia de Liam Graham
Cuando quedaban menos de cuatro minutos para el final, Tom Ford falló un tiro clave en la final del Shoot Out y ofreció una oportunidad de oro a Liam Graham. Con el empate a ocho puntos en el marcador, el escocés sumó veinte puntos con personalidad hasta que se vio obligado a defender. Después de un error de Ford, la presión pudo a Liam: falló una bola roja clarísima y le dio vida a Tom, que está vez sí lo aprovechó. Es una equivocación que el joven recordará, pero a la vez comprensible porque jugaba por 50.000 libras, el premio para el ganador del torneo. Pero miremos la parte positiva.
Hace dos temporadas, otro joven como Julien Leclercq llegó a la final del Shoot Out. Aunque perdió con Chris Wakelin, ese resultado le valió para mantener su sitio como profesional. Una inspiración para Graham, que sólo ganó dos partidos la temporada pasada y que en esta sólo había ganado tres antes del Shoot Out. Necesita mejorar con urgencia sus resultados para imitar a Leclercq y seguir como profesional, pero no lo tendrá fácil: sólo va a poder hacerlo en cuatro torneos en lo que queda de temporada.
La historia de Florian Nuessle
Hace un año y medio Alfie Burden se clasificó para el circuito profesional de snooker por vía de la Q School. Posteriormente, en una entrevista, comentó que se había encontrado en el baño con un chico que estaba llorando después de perder su partido. Ese chico era Florian Nuessle. Poco antes, el joven austriaco no había aprovechado una ventaja de 3-1 ante Dean Young para conseguir su primera tarjeta como jugador profesional. Le dolía, porque había gozado de varias oportunidades, pero tuvo que conformarse con el circuito amateur, con menos privilegios y un nivel medio muy alto.
Tiempo después, Florian continúa luchando por su sueño. Hace sólo unas semanas, en las previas del Campeonato del Reino Unido, ganó un par de partidos, y en el Shoot Out cayó en cuartos de final ante Mark Selby. Son buenas huellas para un jugador que crece con el apoyo del suizo Alexander Ursenbacher y que tiene el talento para ser profesional tarde o temprano. El ejemplo de jóvenes europeos como Antoni Kowalski, Bulscú Révész, Ben Mertens o Artemijs Zizins puede servirle también de ayuda.
La historia de Kreishh Gurbaxani
Sólo había ganado dos partidos antes del Shoot Out, pero Kreishh Gurbaxani imitó a Liam Graham y disfrutó como nadie del torneo. Empaparse del ambiente es una de las claves para triunfar cuando el ruido dificulta la concentración. El indio (22 años) supo hacerlo para ganarse a la afición, disfrutar con tres partidos repletos de drama y llevar la ilusión por bandera. Se llevó, además, un mote de regalo: el Expreso de Mumbai. No está mal para su primer año como profesional. Practica en la academia de Ding Junhui en Sheffield y trabaja con el exprofesional Nigel Bond. Veremos si el tren acelera más.
El ambiente del Shoot Out
El ruido, el jolgorio o los gritos son características ajenas al snooker salvo en el Shoot Out. Aunque el ambiente risueño es el sello del torneo, varios jugadores y un buen número de aficionados se han quejado por el exceso de una parte de los asistentes, con palabras o frases que han superado varias veces los límites por, entre otras cosas, el alcohol. Esto perjudica la imagen del snooker, afecta también a la calidad del juego y al resto de espectadores. El torneo tiene muchos detalles positivos, pero crear un ambiente familiar sin que eso perjudique su imagen es un elemento a mejorar para las próximas ediciones.
Semana del Abierto de Escocia
El lunes 9 de diciembre arrancó en Edimburgo el tercer torneo de las Home Nations Series (Abierto de Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales). Ya sin el defensor del título (Gary Wilson), Judd Trump, Mark Williams (que se retiraron antes de empezar) o Ronnie O’Sullivan (sorpresa, sorpresa) la final se jugará el domingo 15 de diciembre. Todos los partidos pueden seguirse en directo a través de Eurosport y de Max. En este enlace puedes consultar la programación y en este otro los resultados de cada partido.
Quinto evento del Q Tour en Viena
El circuito europeo amateur de snooker, más conocido como Q Tour, para esta semana en la ciudad de Viena (Austria) para disputar el quinto torneo de la temporada. Con un nivel altísimo gracias a jugadores como Zhao Xintong, Andres Petrov, Dylan Emery o Liam Highfield, más de 100 jugadores participarán en este torneo. También estarán el español Juan Pedro Durán y el belga Daan Leyssen, residente en Barcelona. La acción empezará el viernes 13 de diciembre y las cuatro últimas rondas se jugarán el domingo 15. Puedes consultar toda la información del quinto torneo del Q Tour en este enlace.
Además, la próxima edición de la newsletter (martes 17 de diciembre) irá dedicada a hacer un repaso del Q Tour para descubrir el circuito amateur de snooker y los candidatos a disputar el playoff que se jugará en Turquía del 11 al 13 de marzo. Durán y Leyssen serán también protagonistas del boletín.
¡Y esto es todo por hoy! Espero que te haya gustado la tercera edición de la newsletter. Recuerda que podrás leerla cada martes y que estaré encantado de que me cuentes por qué te gusta el snooker, cuál es tu torneo favorito o cómo disfrutas de los partidos. Puedes hacerlo respondiendo a este correo o enviando uno explicando tu historia aquí: blueballsnookernewsletter@gmail.com.