Los recuerdos de John Higgins
La leyenda escocesa ha superado una etapa difícil en su carrera como jugador profesional de snooker, para aumentar aún más un currículum repleto de títulos.
Fifteen.

Esta edición de la newsletter Blue Ball Snooker iba a estar dedicada el formato de las Players Series, esa cadena de tres torneos (World Grand Prix, Players Championship y Tour Championship) exclusiva para los mejores jugadores de la temporada. Será en Hong Kong, un lugar privilegiado bañado por el mar, donde 32 jugadores pelearán por un prestigioso título con la mirada ya en el Campeonato del Mundo. La temporada, tan larga como intensa, acabará en un parpadeo en Sheffield, pero la actualidad, pieza clave para dictar los tiempos del día a día, es la que manda. Ella es la reina absoluta del mundo, ya que vivimos inundados de notificaciones y de noticias de última hora, a pesar de la sobreinformación. La actualidad altera guiones y rutinas, atrae los focos sin pestañear y hace que, a saber cómo, no entendamos qué ocurre con nuestro tiempo.
Fue el sábado en la ciudad china de Yushan, donde un jugador especial que soplará en mayo 50 velas volvió a sonreír de verdad. Lo hizo después de una etapa de sombras, con malas compañeras como la inseguridad o las dudas, porque fue un período repleto de sufrimiento y de derrotas dolorosas. El retrovisor sólo dejaba ver la oscuridad, a pesar de que una mirada amplía ofrecía una imagen más bella, repleta de títulos. En la élite del deporte hay que convivir con muchos ingredientes, porque el triunfo como acompañante sólo es temporal, no permanente. Hay rivales que te marcan y momentos que no se olvidan, que aparecen cuando estás en la silla, sólo, con el taco en la mano, sin saber si volverás a probar la mesa. O cuando, con una ventaja considerable, fallas y tu rival, poco a poco, se recompone para firmar una remontada que no vas a olvidar.
El nombre de nuestro protagonista es John Higgins. Hace cuatro años conquistó un título inolvidable en el Players Championship. Ganó cuatro partidos a rivales de altura como Jordan Brown (6-0), Mark Selby (6-0), Kyren Wilson (6-1) y Ronnie O’Sullivan (10-3). Con ocho centenas y una superioridad rara vez vista en el snooker, Higgins hizo un torneo de matrícula de honor. En la siguiente temporada llegó a cinco finales de torneos de ranking, pero vio la otra cara de la moneda: no sonrió en ninguna y en tres de ellas perdió en el decider. Especialmente dolorosa fue la derrota en el reconocido Tour Championship, cuando Neil Robertson remontó desde el 9-4 abajo para ganar en el decider (10-9). Desde entonces, John ha sufrido más derrotas dolorosas, de las que deciden los detalles, el juego y la parte mental. De esas que permanecen en tu cabeza.
Higgins ha navegado entre dos aguas desde aquella derrota ante Robertson, con varios resultados destacados (su semifinal en el Campeonato del Mundo de 2022 o la final, esta temporada, en el Abierto Británico), pero había visto mermada su confianza, clave en cualquier deporte. Para tratar de manejar mejor los pensamientos negativos, el escocés empezó a trabajar con un psicólogo deportivo y cambió varias veces su taco al mismo tiempo que notaba una mejoría. “Es bueno hablar con alguien”, decía en una entrevista, en ese camino mental en el que Mark Selby es otro ejemplo destacado. Con más armas en su mochila, y a pesar de sufrir en muchos momentos, John ha creído y creído en sí mismo, hasta llegar al World Open. Allí, con talento natural, buenas dosis de ataque y juego táctico, algo de rabia propia del pasado o los errores de sus rivales volvió a recordar que está capacitado para ganar. Fue un reencuentro feliz con el éxito.
Un camino repleto de sufrimiento
Meses antes de que John sonriera acompañado del trofeo, el escocés tuvo que disputar un partido clasificatorio en Sheffield (Inglaterra) para jugar la fase final del torneo y coger un avión con destino a China. Fue ante el hongkonés Wang Yuchen antes de las Navidades. Aunque estaba 4-2 arriba, Yuchen forzó el decider y tuvo una opción para ganar el partido, pero sólo hizo un break de 48 puntos y la leyenda escocesa compró un billete de ida con un break de 76. Son detalles que cambian la historia. Cómodo ante Mark Davis (5-1) y Robbie Williams (5-3), tuvo que superar una prueba de altura en la cuarta ronda ante Zhou Yuelong, un jugador tan peligroso como irregular. Superior en un principio (4-2), el chino perdió en el decider un duelo en el que John parecía más preocupado por sus problemas en el estómago que por el partido.
Aparcada la indisposición, Higgins jugó de maravilla ante Pang Junxu (5-0) y accedió a semifinales por segunda vez esta temporada. Sin embargo, atascado y sin ritmo, lejos de su mejor nivel, sufrió mucho ante Zak Surety. Pero el snooker, tan caprichoso, no castigó su inconsistencia, sino los errores y la falta de experiencia de su rival, que pasó de estar 5-3 arriba a quedarse a un paso de la final. Sus imágenes de pura ansiedad en la silla demuestran que el snooker es un deporte durísimo a nivel mental. A pesar de la remontada, John sabía que debía jugar mejor si quería ganar. Lo hizo desde el primer momento ante Joe O’Connor, fiel sucesor de Mark Selby, que pagó sus errores y sintió que su semana fantástica no iba a tener final feliz. Eso estaba reservado para Higgins.
Podemos pensar que sin sufrimiento no hay paraíso. Es posible que el escocés sintiera esa sensación cuando, 9-4 arriba, O’Connor empezó a demostrar que no estaba en la final por casualidad. Puso el 9-6 y John, quizá, recordó la final del Tour Championship u otros tantos momentos dolorosos. Pero el inglés falló una bola larga y Higgins se levantó con brío de la silla. Bien instalado en la zona de la bola negra, empezó a sumar y sumar, serio, concentrado, atento a todos los ángulos. Meticuloso, repasaba cada bola, para no dejarse nada, para no fallar, para no volver a la silla con los recuerdos de las sombras del pasado. Seguro con el rest, corrigió un mal emplazamiento con una preciosa roja al medio, para animar aún más a un público entregado. Con mucha clase, no celebró la bola de frame, algo que sí hizo con el puño en dos partidos anteriores.
John Higgins cerró el partido con una centena para volver a escribir en los libros de historia, los mismos en los que ocupa páginas desde hace más de treinta años. Es John Higgins, el tercer jugador con más títulos de ranking de la historia del snooker (32). También se convirtió, con 49 años y nueve meses, en el segundo jugador más mayor en ganar un título de ranking, sólo por detrás de Ray Reardon. Triunfó más de 30 años después de posar con un título por primera vez, en el Grand Prix de 1994, un hecho de notoriedad para subrayar aún más su trayectoria. Son pocos los deportistas que, en treinta años, mantienen una consistencia envidiable pocas veces vista, pero que con el snooker queda representada también por Ronnie O’Sullivan y por Mark Williams.
John Higgins es en la actualidad el número ocho del mundo y el tercer mejor jugador de la temporada. Tiene asegurado ser cabeza de serie en el Campeonato del Mundo de 2025 y lo será, casi con total seguridad, también en 2026. Disputará el Masters u otros torneos invitacionales, viajará por el mundo taco en mano y seguirá intentando vencer a sus rivales y a sí mismo. “No sabía si iba a volver a ganar un torneo más, porque he sufrido muchas derrotas devastadoras en los últimos tres o cuatro años. Volver y ganar es un momento del que me siento orgulloso”, contaba después de triunfar en el World Open. En su cabeza está la clave para seguir haciéndolo y soñar también con su quinto título en Sheffield. Mirar ahora por el retrovisor le recordará muchas sombras, pero el recuerdo más reciente refleja éxito, felicidad y satisfacción. Es la vida de John Higgins.
Fe de errores
En la edición del pasado 25 de febrero, dedicada a la figura y a la evolución de Bai Yulu, actual campeona de snooker femenino, se mencionaba que la jugadora china ya había demostrado “dosis de su brillantez en el circuito profesional masculino”. Sin embargo, como bien apuntaba una lectora de esta newsletter, ese circuito masculino de snooker no existe como tal. Bai Yulu compite en el circuito profesional de snooker (World Snooker Tour) y en el circuito femenino de snooker.
El World Grand Prix estrena sede en Hong Kong
Una de las noticias más destacadas en la notable globalización del snooker es la llegada del World Grand Prix a Hong Kong. Este torneo, que se va a jugar en una sede nueva que acogerá a más de 5.000 espectadores, será el inicio de las Players Series, dedicadas a los mejores jugadores de la temporada. Esta serie de torneos está formada por tres torneos: el World Grand Prix (con los 32 mejores jugadores del curso), el Players Championship (los 16 mejores) y el Tour Championship (los 12 mejores). Estos tres torneos son los últimos de la temporada antes del Campeonato del Mundo.
El World Grand Prix, que hasta ahora siempre se había celebrado en el Reino Unido, inicia ahora una nueva etapa con una bolsa de premios mejorada (el ganador se llevará 180.000 libras, por las 100.000 de la temporada pasada) y un enfoque más mundial. El torneo se disputará sin el defensor del título, Ronnie O’Sullivan, que no estará allí por razones médicas. Preocupa el caso del inglés, ya que también se retiró del Masters y tampoco jugó el Masters de Alemania o el reciente World Open. El próximo torneo en el que veremos a O’Sullivan será en el Campeonato del Mundo, siempre y cuando su situación, de la que no tenemos muchos detalles, mejore. Hossein Vafaei ha sustituido al inglés en el World Grand Prix, y jugará con Si Jiahui en la primera ronda.
El World Grand Prix puede seguirse en directo en Eurosport y en Max. Puedes consultar los horarios aquí y todos los resultados en este enlace. La final se disputará el domingo 9 de marzo, con doble sesión a las 6:00 (buen madrugón) y a las 12:30.
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Nos leemos el próximo martes. Un abrazo,
Guille Córdoba